Bp. Mark J. Seitz Bautismo del Señor - C – Semana Nacional del Migrante 2019
13 de enero, 2019 Catedral de San Patricio Lema: “Construyendo Comunidades de Bienvenida” “Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego". ¡El Bautismo es poderoso! ¡Cambia todo! Para Jesus su bautismo marcó el comienzo de su misión, el momento cuando el Espíritu Santo abrió el nuevo y último capítulo de su vida que impulsó su vida por el tiempo de su ministerio, hasta el tiempo de su pasión y muerte y últimamente a su resurrección. Para nosotros el Bautismo marca el momento de una transformación de una creatura de la tierra hacia una creatura del cielo, un hijo adoptivo de Dios y un hermano verdadero de Cristo, nuestro Salvador. Para Cristo marca una transición, para nosotros, una transformación. Lastimosamente, muchas veces no podemos ver los efectos del Bautismo en nuestras vidas. Con la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida debemos llegar a un punto cuando vemos todas las cosas de la vida por los ojos de Cristo, en la manera de Cristo. Como Cristo debemos entender que todos, y particularmente los más pobres y marginados, son nuestros hermanos y hermanas, miembros de la familia de Dios. Debemos llegar al punto cuando entendemos que estamos viviendo no para el momento que pasa, sino para hacer de esta vida un camino hacia el Reino de Dios. Con la presencia del Espíritu Santo debemos entender que no dependemos solamente en nuestros recursos materiales o habilidades. Dios puede proveer lo que necesitamos si estamos siguiendo su voluntad. Con la gracia del Señor podemos elevar todas las valles y rebajar todos los montes. ¿Que no puede hacer el poder de su amor? Esta semana estamos celebrando La Semana Nacional de la Migración. Y en la luz de esta Fiesta del Bautismo del Señor creo que podemos descubrir una perspectiva totalmente diferente para evaluar las cuestiones de la recepción de migrantes y refugiados. Por eso, el lema de este año es, “Construyendo Comunidades de Bienvenida”. La hospitalidad hacia los que llegan a nuestras comunidades buscando un lugar de seguridad para ellos y sus familias es una característica natural para los que viven en el Espíritu de nuestro bautismo. Esta es una cualidad fundamental de los seguidores de Él que nos amó cuando éramos forasteros de Dios por nuestros pecados. En verdad este esfuerzo para construir comunidades de bienvenida es una virtud que es necesario para cualquier sociedad justa y exitosa. Porque aunque cada grupo necesita su identidad cultural y religiosa, si no tiene una actitud abierta a recibir y ayudar a los otros va a tener una sociedad fracturada y dividida, una comunidad donde no pueden establecer el buen común, donde no pueden trabajar juntos para el bien de todos. Viviendo como los hijos de Dios que somos por nuestro bautismo entonces no es solamente para ayudarnos a llegar a la meta de la vida en el reino de Dios, es también el fondo necesario si queremos construir una sociedad justo y bueno en esta vida. Con la ayuda del Espíritu de Dios podemos ver el que ha venido de un otro lugar, no como una amenaza, sino como un hermano o una hermana que hasta ahora no teníamos la oportunidad a conocer. Podemos ver el forastero como una persona llena de potencial y de los regalos de Dios. ¡Sí! Todos nosotros somos, antes y después de nuestro bautismo, pecadores. Pero cuando amamos como Cristo, servimos con Cristo, hacemos la voluntad de nuestro Padre Celestial, como Cristo, tenemos también la confianza que Dios puede protegernos, Dios puede proveer lo que necesitamos, y Dios va a bendecir nuestros esfuerzos para servir los inmigrantes. El Padre va a decir con orgullo acerca de nosotros lo que dijo acerca de su hijo, “¡Tú eres mi Hijo, mi hija; en ti me complazco!”
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AuthorMost Rev. Mark J. Seitz Archives
May 2020
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