Those who live along the Border have a very different understanding of the reality here. For many who view the border from a distance it is a static place, a no man’s land of separation between “us” and “them”. For those of us who live here the border is a living place, a point from which rich cultures encounter one another, families meet and commerce thrives.
I think we can all agree that a national border should provide for an orderly flow and that efforts should be made to limit the passage of contraband such as drugs or people with ill intent. We should also do what we can to limit the flow of illegal arms from our country to points south. This being said no border should be so impermiable that even those fleeing for their lives cannot pass. The truth is that most who cross today without documents are voluntarily turning themselves into authorities. No fence will prevent this from happening. As Pope Francis has often reminded us a border should also be a place of bridges. Our funds which presently are beings directed to building more and more elaborate walls would be much better spent assisting sending countries in Central America to begin to create effective democratic governments that provide justice and peace to their people so they borders will not feel forced to flee. Most Rev. Mark J. Seitz Bishop of El Paso Aquellos que viven a lo largo de la frontera tienen una comprensión muy diferente de la realidad aquí. Para muchos que ven la frontera desde lejos, es un lugar estático, tierra de nadie y de una separación entre "nosotros" y "ellos". Para aquellos de nosotros que vivimos aquí en la frontera, es un lugar vivo, un punto en el cual las ricas culturas se encuentran unas entre otras y las familias se reúnen y el comercio prospera. Yo creo que todos podemos estar de acuerdo en que una frontera nacional debe proporcionar un flujo ordenado y que se deben hacer esfuerzos para limitar el paso del contrabando, tales como las drogas o las personas con malas intenciones. También debemos hacer lo que podamos para limitar el flujo de armas ilegales desde nuestro país a los puntos del sur. Habiendo dicho esto, ninguna frontera debe ser tan impenetrable que ni siquiera los que huyen para salvar sus vidas no pueden pasar. La verdad es que la mayoría de los que cruzan hoy sin documentos, se convierten involuntariamente en autoridades. Ninguna valla impedirá que esto suceda. Así como el Papa Francisco nos recuerda a menudo; una frontera también debe ser un lugar de puentes. Nuestras finanzas, las cuales actualmente están siendo dirigidas hacia la construcción de muros cada vez más elaborados, estarían mucho mejor si se dedicaran a ayudar a los países emisores de Centroamérica, iniciando por crear gobiernos democráticos y efectivos los cuales proporcionarían justicia y paz a sus pueblos para que las fronteras no se sintieran forzadas a huir. Rev. Mark J. Seitz Obispo de El Paso
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May 2020
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