Todo tiene un punto de fusión. En el calor del verano de El Paso y nuestra región circundante, a menudo podemos descubrir cuál es ese punto de fusión. Ciertamente, si el hielo está expuesto a nuestro sol del desierto, no durará mucho. Si por error usted permite que un recipiente de plástico se acerque demasiado a la estufa, es posible que usted encuentre el punto de fusión del plástico. Todo, sin importar qué tan impermeable parezca, tiene un punto en el que se derrite, ¡incluso la piedra! Tome nota de los impactantes videos de roca fundida que fluye desde el volcán en Hawaii.
Me he dado cuenta de que esto también es cierto en cuanto al corazón humano. Dios dice a través de Ezequiel el Profeta que: "derretirá nuestros corazones de piedra y los hará corazones humanos" (Ezequiel 36,26). A veces, me pregunto si eso requiere de más calor ahora en nuestra era actual, que en el pasado. Nuestros corazones de hoy parecen estar tan desensibilizados por todo lo que vemos en nuestros medios y en nuestro entretenimiento, que parece que estamos endurecidos por nuestro egoísmo y por eso actuamos tan fríamente contra el sufrimiento de los demás. En las enseñanzas y predicaciones de la Iglesia, más que cualquier otra cosa, nos está tratando de mover y derretir nuestros corazones. Para gran parte del sufrimiento en nuestro mundo, Dios tiene la intención de que seamos nosotros, quienes traigamos la sanidad y la paz. Si permanecemos impasibles, si nuestros corazones permanecen como piedra, muy poco se podrá cambiar. Y sin embargo, hay eventos que ocasionalmente logran romper nuestras defensas tan bien protegidas. Pienso, por ejemplo, en el aborto, el cual sigue siendo una plaga en nuestro país, después de tantos años de haberse legalizado. De vez en cuando, al menos por un momento, los corazones de las personas se conmueven. Sucedió hace unos años, cuando una operación encubierta reveló cómo Planned Parenthood, (Organización llamada Planificación Familiar, no partidista, quienes cuentan con el respaldo de más de 10 millones de activistas, donantes y otros partidarios, todos trabajando para avanzar en el acceso a la atención de la salud sexual y defender los derechos de reproducción humana, promoviendo el aborto), estaba tratando de ganar dinero, vendiendo partes del cuerpo del bebé abortado. Sucede ocasionalmente cuando el cuerpo de un bebé abortado se encuentra en la basura, como sucedió aquí en El Paso, hace algunos años. En estos momentos, al menos por un momento, la gente se detiene y dice que esta terrible violencia contra el niño por nacer, simplemente no es correcta. Podemos ver la misma dinámica que impacta las preguntas que nuestro país enfrenta con respecto al tratamiento de migrantes y refugiados. Muchos de nosotros somos fríos en su lucha y vemos a los que llegan a nuestra frontera como una amenaza para nuestra cómoda forma de vida. Pero de vez en cuando se arroja una brillante luz sobre cómo nuestras actuales políticas de inmigración, duras y legalistas, están afectando a los más pobres de entre nosotros y se funde el corazón de la gente de nuestra nación. Se convierte en un corazón humano, al menos por un tiempo. Fue tal el caso recientemente cuando la Administración adoptó una política de separación familiar y miles de niños pequeños fueron separados por la fuerza de sus padres, al llegar aquí. Las imágenes y los sonidos de los niños quienes fueron separados de sus padres, los sonidos de su desesperado llanto, las imágenes de los niños que se mantienen en jaulas de enlace de cadena, finalmente nos conmovieron. La efusión que siguió fue capaz de hacer que el presidente se retractara de esta política mal considerada. Ahora la pregunta es si podremos mantener un corazón de carne. ¿Podremos aquí en El Paso y nuestra nación en su conjunto, poder continuar impulsando un proceso de inmigración que respete las necesidades legítimas de nuestra nación, para así tener procesos ordenados en nuestra frontera y al mismo tiempo responder con compasión hacia las personas indocumentadas, para con estos hermanos y hermanas nuestros que están sufriendo tanto? Esto aún está por verse. Solo Dios puede darnos un corazón de carne. Solo Dios puede evitar que se endurezca y se convierta en piedra. Obispo Mark
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AuthorMost Rev. Mark J. Seitz Archives
May 2020
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